viernes, 23 de enero de 2009

Rituales

“Imaginó a todos los hombres que alguna vez la habían hecho perder el sueño dentro de un avión.
Se vio dándole la bienvenida a bordo a aquél grupo de hombres desencajados que se miraban entre ellos y comprobaban nerviosos que los cinturones de seguridad estaban atascados.
- Vamos a pasar La Novicia Rebelde una vez más antes de despegar, en tal vez el último viaje de sus vidas…
Sus caras de terror se exageraban mientras luchaban en vano por abrir los broches
de los cinturones de seguridad.
- … a menos que , por supuesto, alguno de ustedes …- su mirada recorrió cada
rostro atemorizado : el ex que no quiso volver, el amante que se negaba a llamar, el habitué de un bar con el que no se había concretado nada jamás, el amor de verano, el extranjero olvidadizo, el escritor mentiroso, el actor pagado de sí mismo, el demasiado joven, el demasiado ocupado…- sí, estaban todos allí.- …alguno de ustedes pronuncie las palabras mágicas, pero con sentimiento! Esas palabras que han de salvar a todos.
Nadie respondió, el terror los paralizaba.
- Y esas palabras son: Te amo, casémonos”
El ruido de la calle la hizo volver en sí. Este septiembre no iba a ser como los
anteriores. Ella se sentía renacer y volver a enamorarse era un paso obligado. Igualmente ahora no era lo mismo.
Se estaba ilusionando con algo que ya quedaba lejos de su alcance. Hacia atrás. Un atisbo de duda la alejó de sus habituales ensoñaciones y sonrisas sin causa. Se percató verdaderamente de que él corría con ventaja y que ella era la afortunada y no al revés. Al revés, como había pasado siempre. Ella había sido quien acompañaba a sujetos por debajo de su nivel, y en cuanto comenzaba a frecuentarlos sabía que los dejaría al poco tiempo. Era tan fácil verles lo patético a los hombres.
Sin embargo, ahora no dejaba de hablar de él – con menos autoridad que ímpetu- y sus amigas ya se quejaban de que sólo repetía frases.
¿Qué estaba tratando de afirmar?
Es aceptarlo y tratar de que mejore. La condición bajo la cual la neurosis desaparece. Tal vez este septiembre/octubre no me halle etérea por calle y siendo el blanco de miradas suplicantes y embelesadas en el trayecto de casa al trabajo. Se anhelaba diáfana, pero las condiciones no estaban dadas y el ser mustia le sentaba mejor.
Entonces era lógico que imágenes o ideas como la del avión - ¡Qué delicia, qué obra de arte!- explotaran en su mente para darle más placer.
“Arreglos florales” – cartel en florería.
Una corona es un arreglo floral. Sólo si tuviera mucha plata. 6to C y dos días antes de ser atacado ferozmente por mis matones a sueldo. ¡Qué placer! Que se entere de que fui yo sería un adicional que no estorbaría en lo absoluto. Funestamente, seguro.
Pero tal vez no quiere aceptar la corona. No importa; no sería un regalo (nadie nunca recibe una corona y además tiene derecho sobre ella; él tendría ese honor. Si decide hacer uso de ese derecho, ya que no sería difunto aún, sea) Sólo constituiría una advertencia. Sólo si sabía leerla, interpretarla. De otro modo, sólo serían dos hechos aislados.
Y ahora sólo se le representan imágenes que si las viera en televisión le causarían náuseas, y espera no vivir jamás, qué es esa entrega tan poco egoísta? no, ella no era así.
Imágenes de una tragedia que lo tenga a él – el elegido por ahora- de protagonista y a ella cumpliendo un papel primordial en su salvación y así afianzar su relación delante quienes los conozcan.
Ensoñándose con nada. Así se pasaba octubre, dándose la cabeza con la pared y sintiéndose deseada por un millón de hombres equivocados.
Ella le salva la vida – hay música de fondo como en las películas, hasta se imagina las canciones- dándoles órdenes a todos de cómo proceder.
- Te golpeaste la cabeza, sabes? – Una vez que él recobra el sentido. Rol de
madre y geisha de un casi niño, a veces hombre que se nos muestra tan etéreo como deleitable y tal vez, quizás cuándo, nos besa.
¿Y a quién no le gusta ser la mujer más importante en la vida de un hombre hasta
asegurarse de que no pueda vivir sin una? – Y vivir con eso? Ni loca.
Ese era el problema de este octubre; no lo veía necesitándola como otros años para deslumbrar con el brillo de una atracción verdadera.
Este ciclo de seguimiento de etapas se estaba desenvolviendo de manera tan lenta.
¿Se estarán alargando los ciclos?
Mejor seguir caminando hasta la parada y dejar de flotar en una realidad alterna que nos provoca sonreírle a los perros por la calle y emocionarse hasta las lágrimas sin razón. (2008)

lunes, 19 de enero de 2009

Exeunt Solitude

Un monumento de palabras. She is a well- wisher and she wishes you well; wish away, wish away...


Odiaba que le secaran las lágrimas. Este llanto es mío; yo sé manejarlo. Yo puedo hacerlo fluir hasta que toque la tierra e inunde este cuarto mal iluminado.
Se volvió para darle la espalda. Él la enfrentó, con los ojos llenos de devoción y pena.
Estaban los hombres que dejan que llores, sin inmutarse y recién cuando ven que tu llanto muere, se dignan a acercarse y hablar. Otros te estrangulan en un abrazo contenedor y te ordenan parar de llorar.
Él sólo la miró y con un pañuelo le secó aplicadamente cada una de las lágrimas que reventaban en los ángulos de su mirada, sin dejarlas resbalar y hacerse más tenues a lo largo del rostro.
Lejos de sentir pena por mí misma o por mi aflicción, sólo me enrosqué en pensamientos típicos de mi inseguridad- independencia. Dejarlo, así como estoy haciendo, que me seque las lágrimas es darle el poder de acabar algo que yo comencé; algo que quizás yo decidí que durara para siempre. Y él lo estaba deteniendo.
Él estaba coaccionando mi angustia. Él estaba dictaminando dónde termina. Y se estaba llevando mis lágrimas. No me está ordenando que no llore, sólo que él ahora era el dueño de las consecuencias.
Le cedió el poder.
Se sintió desnuda.
Las lágrimas solían hacer las veces de escudo o repelente, una cortina indescifrable que invitaba a los hombres a volver más tarde o simplemente a alejarse del todo. Y ella se resguardaba detrás de esa coraza- disfraz que tanta paz le daba una vez que se encontraba sola. Porque las lágrimas llegan sólo cuando una sabe que estará mejor sola.
¿Qué haría ahora que él estaba participando activamente de sus lágrimas?
Ya no habría lugar donde pudiera resguardarse sola. (2009)